Sociedad — 28.07.2025 —
Su gimnasio: el vínculo de "Locomotora" con los santotomesinos
Alejandra Oliveras inauguró su gimnasio en noviembre de 2018 y desde entonces mantuvo un estrecho contacto con la comunidad. Lo hizo con el mismo empuje con el que construyó su carrera.
Por Santotomealdía
Alejandra “Locomotora” Oliveras no solo fue una de las boxeadoras más importantes de la historia del deporte argentino. En nuestra ciudad también fue una vecina cercana, que supo construir un vínculo directo con la comunidad, especialmente a través de su gimnasio, inaugurado el 7 de noviembre de 2018.
El espacio —ubicado originalmente en Azcuénaga al 2516— fue inaugurado con la presencia de referentes del deporte, funcionarios y vecinos. Durante el acto, Oliveras recordó que había llegado a la región ocho años antes, desde Córdoba, y que, tras una década de logros, decidió radicarse definitivamente en Santo Tomé junto a sus hijos.
Con el correr del tiempo, trasladó el gimnasio a un edificio propio frente a esa misma dirección. Allí, mantuvo un contacto diario con quienes asistían a entrenar, en especial con mujeres, muchas de ellas vecinas del barrio, que encontraban en ese espacio una oportunidad para mejorar su salud y bienestar.
En aquella inauguración, la campeona mundial había dicho: “Estoy muy emocionada. El apoyo que he sentido desde el primer día de parte de la gente de esta ciudad fue impresionante. Es un sueño hecho realidad quedarme a vivir acá con mis hijos”. También expresó su compromiso social: “Vamos a combatir la obesidad, a luchar por la salud, a ayudar a los chicos a salir de la calle. Como me pasó a mí, el boxeo puede ser una salida, un trabajo, un sueño”.
Cinco años antes, en el Club Unión Santo Tomé, había alcanzado el tetracampeonato mundial. Ese logro, en esta misma ciudad, fue parte del profundo arraigo que sintió con los santotomesinos, al punto de que en varias ocasiones declaró que fue aquí donde se sintió verdaderamente reconocida.
El gimnasio de la “Locomotora” fue mucho más que un lugar de entrenamiento: fue un punto de encuentro, de esfuerzo compartido y de historias de superación. Hoy, ese recuerdo permanece en quienes compartieron con ella no solo clases, sino también sueños y desafíos cotidianos.