Internacionales — 03.08.2018 —
La espía rusa que hizo estragos en la embajada de Estados Unidos en Moscú
Según The Guardian, la mujer tuvo pleno acceso a datos secretos durante una década. Fue descubierta y echada discretamente en 2017 para evitar un escándalo.
Por: santotoméaldía / Fuente: Clarín
Durante años trabajó en la embajada de Estados Unidos en Moscú. Contratada por los servicios secretos estadounidenses, la mujer se zambullía a gusto entre información de inteligencia y correos electrónicos sensibles. Durante una década nadie supo que era una espía rusa. Hasta que fue descubierta por el servicio de Contrainteligencia estadounidense.
La mujer, cuyo no nombre no fue revelado, fue despedida "discretamente" en el verano (boreal) del año pasado para evitar un escándalo e investigaciones penosas, según revela este viernes el diario The Guardian.
Su despido se produjo poco antes de la retirada de 750 diplomáticos estadounidenses de Moscú en julio de 2017, luego de que EE.UU. impusiera sanciones a Rusia por su interferencia en las elecciones de 2016.
Pero la mujer ya había levantado sospechas en 2016 durante una auditoria de seguridad rutinaria conducida por investigadores del la Oficina de Seguridad Regional del Departamento de Estado.
Los investigadores se dieron cuenta que la mujer tenía reuniones de manera regular y sin autorización con miembros del servicio secreto ruso, FSB, la ex KGB. Para enero de 2017, las alarmas de alerta empezaron a sonar.
"El daño ya estaba hecho, pero la cúpula de los servicios secretos no llevó a cabo una investigación interna para evaluar el daño y comprobar si había reclutado a otros empleados para que le suministrasen información", dijo una fuente de los servicios de inteligencia al "Guardian".
Según del periódico británico, los servicios secretos intentaron relativizar la importancia de la trabajadora pero no negaron que fuese identificada como un potencial topo.
En un comunicado, los servicios secretos reconocieron que todos los trabajadores extranjeros de las embajadas pueden estar potencialmente expuestos a la influencia de los servicios de inteligencia extranjeros, "con especial énfasis en Rusia", según "The Guardian".
Según ese comunicado, las tareas de esos trabajadores "se limitan a la traducción, la interpretación, asesoramiento cultural, intermediación y apoyo administrativo". Esos empleados no tuvieron nunca puestos en los que pudiesen obtener información de seguridad nacional, añade.
La supuesta espía no contestó a las preguntas del "Guardian" y tampoco el Departamento de Estado norteamericano quiso manifestarse sobre este caso en concreto al ser preguntado por el diario.
En un comunicado enviado posteriormente al canal CNN, el Departamento de Estado reconoció que existe el riesgo de que Gobiernos extranjeros intenten reclutar a sus trabajadores fuera del país.
"Asumimos que todos (los trabajadores) hablan con el (servicio de inteligencia ruso) FSB, pero ella (la espía) les dio más información de la que debía", dijo a la CNN una fuente del Gobierno que pidió permanecer en el anonimato.
Según esa fuente, para descubrir a la espía se le proporcionó una información específica y se observó que la entregaba a los servicios secretos rusos. "No tuvo acceso a información altamente confidencial", afirmó.
No se trata del primer caso de ese tipo. A mediados de julio fue detenida en Washington una rusa por intentar infiltrarse en organizaciones políticas en Estados Unidos.
La Justicia la acusa de haber trabajado en Estados Unidos a las órdenes de un representante político ruso entre 2015 y principios de 2017. La joven de 29 años viajó con una visa de estudiante y actualmente se encuentra en prisión provisional.