Internacionales — 07.04.2018 —
Lula se entregó a la policía y quedó preso en Curitiba
Tras horas de incertidumbre, dejó a pie el sindicato de metalúrgicos en el que estaba atrincherado y fue detenido.
Por: santotoméaldía / Fuente: La Nación
Brasil vivió ayer uno de los capítulos más dramáticos de su historia democrática, impensable muy poco tiempo atrás y de efecto incierto en la próxima campaña electoral. El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, ícono de la izquierda latinoamericana, quedó anoche preso en Curitiba, tras un proceso judicial que lo condenó a 12 años y un mes de cárcel por corrupción. La caída en desgracia del máximo líder del Partido de los Trabajadores (PT), favorito para los comicios de octubre, marcó el mayor hito hasta ahora de la operación Lava Jato, que sacudió el país y la región.
El asombroso desenlace ocurrió luego de dos tensos días en los que el exmandatario, de 72 años, se mantuvo atrincherado en el sindicato de metalúrgicos de São Bernardo do Campo, blindado por miles de seguidores con los que desafió una orden de detención del juez federal Sergio Moro. Hasta último momento, cuando Lula ya había decidido entregarse a la Policía Federal después de encabezar un emotivo acto de despedida en la calle, los militantes del PT intentaron evitar su rendición y generaron escenas de desorden que mantuvieron en vilo a Brasil.
"Cuantos más días me dejen preso allí, más Lulas nacerán en este país", afirmó en un tono épico, casi mesiánico, frente a la multitud reunida para el que sería su último discurso político en público antes de las elecciones. Cerca de las 18.45, luego de un intento fallido de salir de la sede sindical, entre forcejeos, el expresidente dejó a pie el edificio y se entregó. De allí, fue trasladado a un aeropuerto de San Pablo y, luego, a Curitiba.
El traslado anoche a la capital de Paraná fue en medio de un fuerte operativo de seguridad, que incluyó camionetas blindadas, avión y helicópteros. El destino final fue la superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, donde empezó a cumplir su pena. Tras su llegada, hubo disturbios en la entrada del edificio y la policía tuvo que lanzar bombas de estruendo y disparar balas de goma para dispersar a los manifestantes que lanzaron palos y piedras contra los agentes. El enfrentamiento terminó con nueve heridos, entre ellos, un policía.
La llegada del exmandatario brasileño fue recibida por fuegos artificiales y bocinazos por sus opositores, mientras que miles de manifestantes se acercaron hasta el lugar de detención para expresarle su solidaridad.