Internacionales — 16.03.2018 —
Con una masiva evacuación, la guerra siria entra en su octavo año
Más de 10.000 civiles atravesaron un corredor humanitario para escapar del enclave rebelde de Ghouta.
Por: santotoméaldía / Fuente: La Nación
Siria entró ayer en su octavo año de guerra con frentes de conflicto que pasan de una ciudad a otra, pero que mantienen a la población en un calvario sin fin. El conflicto ya dejó más de 350.000 muertos y una larga lista de atrocidades, como el uso de armas químicas, cinco millones de refugiados en el exterior y seis millones de desplazados internos. Y el baño de sangre continúa a diario ante la impotencia de la comunidad internacional.
En el nuevo foco de la guerra, el combate de las fuerzas del gobierno de Bashar al-Assad para recuperar el enclave rebelde de Ghouta Oriental, más de 10.000 civiles atravesaron ayer un corredor humanitario abierto por el ejército de Damasco hacia zonas bajo su control.
La salida de los evacuados es el mayor movimiento de desplazados en la zona desde que el enclave fue cercado por el gobierno en 2013.
Imágenes de la agencia de noticias siria SANA y del canal Al Ikhbariya mostraban una larga y gruesa fila de miles de civiles que abandonaban Hamouriya a pie, en camionetas o tractores, cargando a pulso muchas veces sus pertenencias, ropa, mantas, colchones, maletas, e incluso manadas de ovejas entre nubes de polvo por un camino de tierra.
Mujeres y chicos atravesaban el corredor, algunos empujando carritos con valijas y alfombras, hasta un puesto de control gubernamental en Adra, donde fueron embarcados en ambulancias y los ya usuales ómnibus verdes rumbo a refugios temporales.
"Hoy el régimen controla más de la mitad del territorio, domina las grandes ciudades, (...) está claro que por ahora ganó la guerra", dijo el experto en Siria Fabrice Balanche.
En marzo de 2011, en el marco de la "primavera árabe", se realizaron manifestaciones prodemocracia en Damasco que fueron duramente reprimidas por el régimen. El movimiento se transformó en insurrección armada con la aparición de facciones rebeldes.
La guerra se complicó con la participación de países como Rusia, Turquía y Estados Unidos en varios frentes que fragmentan al país.
Lo que empezó como una protesta antigubernamental se transformó en una guerra civil de varios frentes. Los enemigos del gobierno, además de los rebeldes, son los kurdos y Estado Islámico, que por ahora fue desalojado de sus bastiones. Pero Estados Unidos apoya a los rebeldes, y Rusia, Turquía e Irán brindan su respaldo a las fuerzas del gobierno.
Además de Ghouta Oriental, el otro frente de conflicto actual es el enclave kurdo de Afrin (noroeste), blanco desde el 20 de enero de una ofensiva de Turquía contra una milicia kurda considerada "terrorista" por Ankara. Washington, en cambio, considera que los kurdos desempeñaron un papel muy importante en la lucha contra los jihadistas de EI.
El séptimo aniversario de la guerra está marcado también por el declive del "enemigo de todos", los jihadistas, que habían conquistado extensas zonas extensas del país en una ofensiva relámpago en 2014.
El grupo ultrarradical, responsable de múltiples atentados dentro y fuera del país, ya fue derrotado en Irak, y en Siria se encuentra arrinconado en los escasos focos de resistencia que le quedan.
La ciudad de Raqa, su capital de hecho en el norte, fue conquistada en octubre por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza de combatientes kurdos y árabes respaldada por Washington.
Será "muy difícil para EI ponerse en pie de nuevo", estima Joshua Landis, especialista de Siria y profesor de la Universidad de Oklahoma. El final de las grandes batallas contra los jihadistas permite a las potencias internacionales y regionales centrarse en ampliar su esfera de influencia en Siria.
"La tendencia principal será la división de Siria", considera Landis, al hacer referencia a Estados Unidos (que respalda a las fuerzas kurdas) y a Turquía, que apoya a los rebeldes.
Influencia
En el nordeste se encuentran los territorios semiautónomos kurdos, donde Washington tiene tropas. En el noroeste, Ankara ayuda a los insurgentes en la provincia de Idlib y Alepo, y lleva adelante una ofensiva con rebeldes sirios contra la región kurda de Afrin.
"La influencia turca y estadounidense en el terreno en Siria seguirá extendiéndose", confirma Nicholas Heras, experto del Center for a New American Security en Washington.
Esto no impide que el régimen sirio se esfuerce por reconquistar todo el territorio. Empezó la guerra debilitado, pero las cosas cambiaron con el apoyo militar de Rusia, su aliado que intervino en el conflicto a finales de 2015.
El régimen confía en "acelerar el ritmo y reconquistar toda Siria", pero Rusia opina, por el contrario, que en 2018 "la fragmentación de Siria se va a consolidar", estima Heras.