Internacionales — 04.10.2017 —
Cataluña: Mandan al Ejército para apoyar a la policía y el Rey pide medidas urgentes
Según el diario El Confidencial, se enviaron dos contingentes en 20 camiones. Las reacciones al discurso de anoche de Felipe VI.
Por: santotoméaldía / Fuente: Clarín
El gobierno español decidió enviar al ejército a Cataluña para apoyar a los efectivos desplegados allí de la Guardia Civil y la Policía Nacional, informó el diario El Confidencial. La iniciativa sería la más reciente de una batearía de medidas que Madrid prepara como antesala a la suspensión de la autonomía catalana en "los próximos días".
Dos contingentes militares formados por un total de 20 camiones llegaron ayer a Cataluña procedentes de Zaragoza, dice el diario. El principal objetivo del ejército es reforzar los servicios de comida, ropa, lavandería, higiene y duchas de la Guardia Civil y la Policía Nacional después de los problemas que han encontrado estos cuerpos para instalarse en hoteles en Cataluña, donde fueron escrachados.
En el discurso más contundente y lleno de autoridad de su reinado, Felipe VI exaltó anoche la unidad de España atacada desde la ilegalidad y el rechazo a la Constitución por los independentistas con una deslealtad inadmisible.
Además, respaldó firmemente las medidas de emergencia que el Estado de Derecho deberá adoptar, gobierno y jueces, para asegurar el orden constitucional. Teniendo en cuenta que el presidente de la Generalitat, volvió hoy a anunciar que piensa con el parlamento debe hacer una Declaración de Independencia Unilateral, y por lo tanto proclamar la República Catalana, queda completamente en claro que ya no hay otro camino que la máxima firmeza, estiman partidos políticos en medios gubernamentales.
El trámite comenzará el lunes que viene en un plano parlamentario y, debido a las diferencias entre los secesionistas, se puede prolongar dos o tres días hasta que se efectivice el acto jurídico de la declaración formal de la secesión.
Este hecho provocará un gran revuelo y una seguridad de que ya no hay otro camino que la acción más contundente. Por eso, queda abierta en primer lugar la activación del artículo 155 de la Constitución que permite suspender la autonomía catalana. El ejecutivo enviaría un delegado y sus colaboradores para hacerse cargo de la Generalitat.
Este planteo, ha sido apoyado por el PP, y los liberales de Ciudadanos. El PSOE lo ha rechazado, como otras veces, y Rajoy retiró la iniciativa por falta de apoyo político. Hay muchos sectores del PSOE que no están de acuerdo con la posición del secretario general Pedro Sánchez.
Pero, esta situación se sostenía aunque con mucha polémicas antes que apareciera en el escenario español, la independencia unilateral y la República Catalana.
La gran tensión que se está viviendo, ante el temor que los acontecimientos se precipiten y aumenten las posibilidades de que el conflicto pueda presentar graves desórdenes e incluso violencia, se hace muy difícil para Sánchez quedarse al margen.
Porque las alternativas para el gobierno, con el gran cambio que ha provocado el discurso del Rey, apoyado por la inmensa mayoría de los españoles, son bastante más peligrosas que disparar el artículo 155. Hay medidas de la Ley de Seguridad que abren situaciones muy inciertas y no se sabe si serán eficaces.
Quedan el Estado de Excepción y el Estado de Sitio, suspensión de la Constitución y una inevitable intervención de las Fuerzas Armadas y gran cantidad de efectivos policiales y de la Guardia Civil.
Es imprescindible consultar la opinión de los mejores analistas políticos. Por ejemplo, José Antonio Zarzalejos, ex director del ABC, y ahora columnista de lujo de programas de TV y medios. El título lo dice todo: “El rey se jugada su corona y ayer se la ganó”. Comenta Zarzalejos: “Esta crisis que vivimos no va solo de una ruptura de la integridad territorial del Estado sino, en el mismo lote, del derrocamiento de la monarquía parlamentaria.
Se trata de una revolución en la que convergen el secesionismo catalán y las fuerzas que se han conjurado contra el sistema constitucional de 1978 que se basa en tres principios: los derechos y libertades de los ciudadanos, la unidad de España y el autogobierno de sus nacionalidades y regiones, y la forma monárquica del Estado. Ese es el meollo del pacto constitucional de 1978 que los irresponsables secesionistas de la Generalitat de Cataluña han puesto en riesgo gravísimo".
Añade con gran lucidez: “El Rey estaba desde hace algunas semanas en el alero. Ayer dejó de estarlo. Porque apuró todo el margen constitucional —la defensa de la Constitución es justamente una de las razones de la permanencia de la magistratura que encarna— y enfatizó su alineamiento con la Carta Magna y la democracia. No 'borboneó', no pasteleó, no incurrió en escapismos, ni en eufemismos. Se comportó como el jefe de un Estado que está siendo agredido”.
La otra voz racional y talentosa es la de Lucia Méndez, de El Mundo en su columna de hoy "Un Felipe VI que no conocíamos”. El monarca, se vistió de jefe del Estado y confirmó con su grave semblante que estamos ante la más descomunal crisis de Estado de las últimas décadas. La rebelión catalana amenaza seriamente la supervivencia del Estado tal y como se configuró en la Transición. Por eso era bastante raro que el jefe del Estado se hiciera esperar tanto. Tardó en aparecer, pero lo hizo por todo lo alto en cuanto al tono y a la severidad.
Felipe VI puso firmes a las autoridades catalanas que se han situado fuera de la legalidad constitucional y estatutaria con durísimos calificativos. Y ejerció como heraldo de las trascendentales medidas que seguramente se tomarán para restablecer la autoridad del Estado en Cataluña. Una autoridad que ha quedado peligrosamente mermada después del 1-O. El Estado no logró impedir la consulta ilegal y las cargas policiales ordenadas por el Gobierno han incendiado los ánimos de los catalanes, de los independentistas, pero también de los que no lo son.
La cuestión es si el jefe de Estado dio satisfacción ayer a todos los españoles, o sólo a una parte. La reacción de los partidos situados en el ámbito de la izquierda indica que a ellos no les gustó. Fue Pablo Iglesias (Podemos) el opositor más claro. El PSOE se quedó casi mudo sobre la intervención del Rey, con la excepción del Partido Socialista de Cataluña, que lo criticó. En los próximos días, los socialistas tendrán que tomar una decisión que no será fácil.
'Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza', dijo el Rey. No sé. Felipe VI es un hombre respetado y prudente. Pero lo de ver la situación con esperanza nos resulta francamente difícil, por no decir imposible. Ni para el Rey ni para nadie el futuro será lo que tendría que ser”, concluyó Méndez.