Viernes 03 de mayo de 2024

— 21.03.2021 —

Martín Cienfuegos: “El Hospital Cullen me salvó la vida”

El 24 de diciembre le informaron que era Covid positivo y comenzó a transitar la enfermedad de la peor manera. Estuvo 50 días internado, 24 de ellos en coma y un mes sin recordar nada. 


Por Santotomealdia

“Me salvé gracias a los médicos”, afirma Martín Cienfuegos en un tono despojado del dolor, la incertidumbre, y el dramatismo que rodearon esos 50 días que estuvo internado. Probablemente influya el hecho de que no recuerda nada de lo vivido en la mayor parte de ese tiempo, lo que considera que es una secuela de esta “maldita” enfermedad que azota al mundo. 

“Todos vuelven con alguna secuela”, dice como si la enfermedad lo hubiese transportado o llevado a otro lugar. En algún lugar estuvo y de algún lugar volvió luego de 24 días en coma y muchos más inconsciente.

A cinco semanas de haber regreaado a su casa, cuenta que la recuperación es lenta pero más rápida de lo que él creía que iba a ser. “Perdí alrededor de 25 kilogramos y mucha masa muscular. Hoy tengo una buena alimentación, estoy tomando leche fortificada y vitamina B12”, relata Martín, en el inicio de la charla con Santotomealdia.

Cuando llegó a su casa, lo hizo en silla de ruedas, con mucho dolor en el cuerpo y sin fuerzas. “Un kinesiológo empezó a venir todos los días y me dijo: en tres semanas vas a caminar. Yo no le creía porque no me podía ni mover, no tenía fuerza para pararme”, cuenta y agrega que cinco semanas después no solamente se para, sino que camina casi normalmente. “Día a día me siento mejor. Hoy me manejo solo, ayudo en casa, estoy duro en algunos movimientos, pero día tras día voy mejorando”, afirma Martín. 

“Un enero para el olvido”

Podría ser el nombre de una película, pero así definieron los Cienfuegos los peores momentos que pasaron en el tránsito de la enfermedad. “Yo nunca pensé que iba a ser tan agresivo conmigo, porque me consideraba una persona sana. No tomo alcohol, no fumo, hago deportes, como bien”, sostiene Martín. 

El 24 de diciembre a las 19 horas recibió el resultado positivo de covid y esa noche, además de suspender los festejos familiares, Martín se perdió la cena porque se sentía mal. “Hicimos una videollamada con una médica y ella me pide que midamos el oxígeno en sangre. Yo tenía un saturómetro que me habían prestado y me daba 63, cuando lo normal es entre 95 y 100. Fuimos urgente al sanatorio el 29 de diciembre a la noche, le colocaron oxígeno y comenzó a mejorar”, recuerda Claudia la esposa de Martín. 

El 4 de enero el cuadro empeoró cuando Martín dejó de respirar y tuvieron que intubarlo. “Esto no fue suficiente, entonces lo coronaron, que es otro método que también se usa en estos casos: lo dan vuelta para ver si los pulmones trabajan mejor”, pero esto tampoco alcanzó y hubo que trasladarlo al Hospital Cullen. 

En el efector público lo conectaron al ECMO (sistema de Oxigenación por Membrana Extracorpórea, llamado ECMO por sus siglas en inglés), que es una máquina que oxigena la sangre por fuera del cuerpo y se la conoce como “la máquina que resucita personas y órganos”. Claudia cuenta que “solamente hay cuatro en el país y una está en el Cullen”.

“A mi el Cullén me salvó, el equipo médico es excelente  y en especial el doctor Néstor Carrizo, que es quien me sigue controlando”, señala Martín y Claudia agrega: “lo único que podemos decirles es gracias, gracias, gracias”. La máquina hizo su trabajo, el destino y la fé la suya, y Martín el 14 de febrero volvió a su hogar. 

Junto a su familia, en el hospital. Lo peor ya había pasado. 

Como si fuera poco

Martín no solamente se perdió la Navidad y el Año Nuevo, sino que sus 48 años llegaron el 8 de enero, cuando con la ayuda de los médicos, enfermeras, kinesiólogos y el ECMO peleaba la más dura batalla contra el Covid 19.

Mientras tanto, en el hogar de los Cienfuegos la batalla era de Claudia, para que la mamá de Martín que tiene 75 años reciba los reportes médicos lo más limpios posibles de malos augurios, y para sostener a sus dos hijos: Ignacio de 15 años y Victoria de 12. “Estando Martín internado el día 9, Vicki se levanta con dolor de panza. Terminamos en el Hospital de Niños con apendicitis y la tuvieron que operar”, otra cruzada que deberían enfrentar. 

“Recibimos una atención excelente, desde el punto de vista médico y humano. Tuve mucha contención del personal cuando internaron a Vicki, porque sabían por lo que estábamos pasando con Martín”, indicó Claudia.

La fe y el amor

 “Yo soy un tipo muy creyente y donde voy todos me dicen: Martín mi mamá rezaba por vos, yo rezaba por vos. Eso llegó”, dice y Claudia añade que la fe fue la que la sostuvo y que rezó más nunca: “iba a misas de sanación, al padre Axel”. 

“Soy nacido en Santo Tomé, iba al club Unión, soy gerente del Banco Bica hace muchos años, así que conozco muchos santotomesinos. Pero nos hemos cruzado en la calle con gente que no conozco y me decían Martín rezamos por vos”. Agradecida por todo el apoyo recibido Claudia afirma:  “Todos los buenos deseos y  augurios llegan”.

Hoy Martín tiene ganas de volver a trabajar, pero es consciente de que falta un largo camino por recorrer para ello. Ya vendrán los sábados de básquet con amigos, los asados con la gran familia y el gimnasio después del trabajo. 

Mientras tanto, la familia agradece cada vez que puede el amor, la contención, el profesionalismo recibido durante ese “enero para el olvido”, y se enfoca en resolver esos “detalles” que quedaron como consecuencia de transitar una de las enfermedades más crueles de la historia de la humanidad.

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