El último análisis del estado del puente afirma que su mantenimiento es “casi inexistente”
El estudio fue realizado por la UTN en el año 2010. Si bien destaca el buen estado en que se encuentra el puente Carretero por la calidad de la construcción, afirma que todos los problemas relevados se deben a la falta de mantenimiento de su estructura.
El último análisis sobre el estado del puente Carretero fue realizado en el año 2010 por el Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (CECOVI), dependiente de la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional.
En el informe final de ese estudio, los profesionales de la UTN destacan “la calidad de la construcción para el tráfico actual que soporta el puente”, aunque afirman que su mantenimiento es “casi inexistente”.
Según subrayan, la estructura está ejecutada totalmente en hormigón armado y “es causa de admiración el buen estado en que se encuentra”.
Más de 40 mil vehículos diarios
Con respecto al tránsito vehicular que circula por el Puente Carretero, el informe menciona que a comienzos de la década del año 2000 se registraban diariamente más de 40.000 vehículos.
Como dato anecdótico, recuerdan que el tránsito llegaba a 2.000 automóviles por día en el momento de ser habilitado el puente, entre finales de la década del ‘30 y comienzos de los años ’40.
Estado general
El estudio parte de una base: el buen estado general en que se encuentra la estructura del puente. Más allá de eso, el relevamiento detalla que en los arranques de los arcos se observan fisuras “que parten del encuentro con el voladizo de la vereda hasta el comienzo del arco propiamente dicho”.
Desde el CECOVI, destacaban en ese entonces que “los desprendimientos que se han producido en el hormigón de recubrimiento de los elementos del puente han sido reparados en su mayoría”. Sin embargo, señalaban que la mayoría de esos desprendimientos “fueron mal reparados, con fisuraciones y desprendimientos”.
El deterioro de la carpeta asfáltica
Uno de los problemas más visibles del puente Carretero es el de su carpeta de rodamiento. Originalmente era de hormigón, pero a finales de la década del ‘70 se colocó sobre ella una carpeta asfáltica. Sobre ese punto, el estudio menciona que “se incorporó una sobrecarga permanente que no estaba prevista en el diseño”.
Según el CECOVI, “el mayor problema de la carpeta asfáltica se presenta en las juntas que, por falta de mantenimiento, se encuentran mal selladas y con fisuras”. Además, agregan en ese informe que “las juntas de las veredas, en la mayoría de los casos, no se encuentran selladas”.
Por otra parte, se hace referencia a que un gran número de las bocas de desagüe “se encuentran tapadas sin poder cumplir su función”.
Los efectos de la crecida del Salado
Debido a las continuas crecidas del río Salado y la creciente extraordinaria registrada en el 2003, el estribo de la margen santotomesina del puente se vio muy afectado, y se produjeron socavaciones acompañadas de desplazamientos que provocaron enormes grietas.
En ese sentido, el informe recuerda que en el año 2007 “se procedió a reforzar este estribo mediante una viga de encadenado para evitar futuros desplazamientos y un recubrimiento con malla geotextil con dados de hormigón para evitar socavaciones en la costa”.
“Pese a las continuas crecidas del río Salado el puente no presenta deterioros que puedan ser atribuidos a estas agresiones naturales, con la excepción del estribo en la margen santotomesina”, afirman los profesionales de la UTN.
Sin carbonatación en el hormigón
Uno de los datos técnicos más llamativos del informe del CECOVI es que no hay carbonatación en el hormigón del puente Carretero.
Según explica el estudio, la carbonatación del hormigón es una patología recurrente en las estructuras de hormigón armado, además de ser una de las principales causas de su deterioro, produciendo desde fisuras en los casos más incipientes hasta pérdida de sección en los más avanzados.
Al retirar un trozo de hormigón de recubrimiento del puente que une Santo Tomé con Santa Fe, los estudios dieron negativo. Los investigadores concluyeron que debido a la antigüedad de la estructura, las características del cemento utilizado en esa época y la densidad del hormigón, este podría presentar una mayor resistencia al avance del frente de carbonatación, a pesar de encontrarse en un ambiente donde las condiciones de humedad, temperatura y contenido de CO2 son propicias para el desarrollo de este fenómeno.
Conclusiones
En las conclusiones, el informe expresa que “las patologías relevadas se deben en su mayoría a una falta de mantenimiento en su estructura, particularmente en las juntas, donde las filtraciones de agua de lluvia han provocado corrosión, debido al casi nulo recubrimiento en estos sectores, y desprendimientos del hormigón de recubrimiento en zonas puntuales”.
Finalmente, indica que “se requieren evaluaciones más prolongadas y detalladas para tener una valoración precisa de su estado estructural”. Estas evaluaciones al día hoy no se han realizado, ya que no existe ningún estudio o informe conocido y posterior al elaborado por este grupo de investigación de la UTN.